Una nueva escalada en el conflicto de Medio Oriente tuvo lugar este fin de semana, cuando fuerzas israelíes lanzaron un ataque aéreo contra instalaciones militares en Saná, la capital de Yemen. El bombardeo dejó un saldo de al menos dos personas fallecidas y más de 30 heridas, según informaron autoridades del grupo insurgente hutí.
Testigos locales reportaron fuertes explosiones cerca del palacio presidencial y una academia militar, lo que causó daños materiales en viviendas cercanas. El ejército israelí confirmó la operación y justificó el ataque como una respuesta a los recientes lanzamientos de misiles y drones por parte de los hutíes hacia territorio israelí.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, compartió una fotografía con el primer ministro Benjamín Netanyahu y el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, con la leyenda: “Observando cómo los aviones de la fuerza aérea atacan Yemen”.
En respuesta, líderes hutíes aseguraron que los ataques de Israel no detendrán su respaldo a la causa palestina. El ministro de Información del movimiento, Hashem Sharaf Addin, calificó la ofensiva como una «flagrante agresión» y un «atroz crimen de guerra», mientras que Nasruddin Amer, subdirector de la oficina de medios hutí, reafirmó que sus operaciones militares en apoyo a Gaza no se detendrán.