El insomnio se ha consolidado como un problema de salud pública en México. De acuerdo con datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), más del 45% de los adultos en el país lo padecen, convirtiéndolo en uno de los trastornos más comunes y, a la vez, de los menos atendidos.
El trastorno va más allá de la simple dificultad para conciliar el sueño; incluye despertares frecuentes o la incapacidad de volver a dormir. Cuando el insomnio se vuelve crónico, impacta directamente la salud física, mental y emocional de quienes lo sufren.
Riesgos y Población Más Afectada
Especialistas destacan que el insomnio se presenta con mayor frecuencia en mujeres mayores de 60 años. En este grupo, factores como las alteraciones hormonales, los cambios en los ritmos circadianos y la presencia de enfermedades crónicas elevan la probabilidad de desarrollarlo.
El experto en metabolismo humano, Hugo Palafox, advirtió sobre las serias consecuencias del insomnio crónico no atendido:
«Sufrir insomnio de manera crónica y no atenderlo tiene consecuencias importantes, ya que incrementa el riesgo de padecer diabetes, problemas cardiovasculares e incluso alteraciones en el cerebro.»
Además de estos riesgos crónicos, la falta de descanso sostenido deteriora funciones clave como la memoria, la concentración y las capacidades cognitivas, al tiempo que genera irritabilidad y debilita el sistema inmunológico.
Factores Detonantes en el Contexto Mexicano
Aunque el insomnio es multicausal, los especialistas identifican varios factores que lo detonan con frecuencia en México:
- Jornadas laborales intensas y falta de descanso.
- Uso excesivo de pantallas antes de dormir.
- Horarios irregulares para acostarse y levantarse.
- Problemas hormonales o enfermedades crónicas.
Recomendaciones para la Higiene del Sueño
Los especialistas coinciden en que, aunque el insomnio crónico requiere atención profesional, existen cambios en los hábitos que pueden mejorar significativamente la calidad del descanso:
- Evitar el uso de pantallas al menos una hora antes de acostarse.
- Mantener horarios fijos para acostarse y levantarse (rutina).
- Reducir el consumo de cenas pesadas, alcohol, azúcares y cafeína por la noche.
- Practicar ejercicios de relajación como la respiración profunda o la meditación.
En un contexto donde casi la mitad de los adultos mexicanos sufre este trastorno, es esencial promover la educación sobre la higiene del sueño y buscar atención médica especializada en casos graves. El insomnio, más que una molestia pasajera, es una amenaza para el bienestar y la calidad de vida de millones de personas.
