El presidente estadounidense, Donald Trump, declaró ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) que los países se están «yendo al infierno» por la inmigración no controlada y el “engaño” del cambio climático. En un discurso que se opuso de manera directa al de otros líderes mundiales, insistió en que el mundo solo podrá salvarse si trabaja de la mano con Estados Unidos.
Una visión de ‘Estados Unidos Primero’ en el escenario mundial
Durante su intervención, Trump se jactó de sus logros, afirmando haber «puesto fin a siete guerras» en siete meses y criticando a la ONU por no haber hecho nada. Se quejó de la «escalera mecánica que se paró a la mitad» y de un «teleprompter que no funciona» como una analogía de la supuesta ineficacia del organismo mundial.
En sus únicos comentarios sobre América Latina, el mandatario justificó el bombardeo de lanchas de narcotráfico frente a las costas de Venezuela y advirtió a cualquier “terrorista” que intente llevar “veneno” a Estados Unidos que «será volado de la existencia». También atacó la “persecución” contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro y señaló que ese país “solo mejorará cuando trabaje con Estados Unidos».
Ataques a la inmigración y el cambio climático
Trump dedicó gran parte de su discurso a dos de sus temas principales, que considera las mayores amenazas globales: la inmigración descontrolada y el cambio climático, al que llamó «gran estafa». En un ataque directo a los representantes presentes, afirmó que «es hora de poner fin al experimento de fronteras abiertas» y que los países que lo hacen «se están yendo al infierno».
Sobre el conflicto en Gaza, culpó a Hamas por la falta de un alto el fuego y criticó a los países que buscan reconocer un Estado palestino. El presidente argumentó que estos actos fomentan “un mayor conflicto”, y que aquellos que buscan la paz deberían primero exigir el retorno de los rehenes.
