Madagascar ha caído en un vacío de poder. Reportes de Swissinfo y Prensa Latina confirman que el presidente Andry Rajoelina fue derrocado en un golpe de Estado liderado por facciones militares que capitalizaron el masivo descontento popular.
La capital, Antananarivo, está bajo el control del Ejército, sumiendo al país en una etapa de profunda incertidumbre. La comunidad internacional ha reaccionado rápidamente: Rusia ha pedido moderación, mientras que la Unión Africana se prepara para condenar la ruptura del orden constitucional.
SIN AYUDA
Este suceso destaca la fragilidad democrática en África y el riesgo de que la inestabilidad política desborde las fronteras regionales. La ayuda humanitaria y la inversión extranjera en la isla quedan suspendidas temporalmente.

