La madrugada del 15 de octubre ha sido testigo de una drástica intensificación en la guerra comercial entre Washington y Beijing.
China ha cumplido su amenaza y ha implementado tasas arancelarias de manera inmediata a los buques y al transporte marítimo de contenedores vinculados a empresas estadounidenses, en respuesta a la última ronda de restricciones impuestas por la Casa Blanca. Los analistas de logística y comercio, como los de Naucher, estiman que esta contramedida impactará a la cadena de suministro global y podría sumar pérdidas de $3.9 mil millones de dólares en el primer año para el sector marítimo.
GUERRA ARANCELARIA
La medida afecta directamente a los armadores, quienes ya lidiaban con la sobrecapacidad de TEUS introducida en 2025. El conflicto ha pasado de ser una guerra arancelaria terrestre a una «batalla de los fletes» que pone en jaque la estabilidad económica mundial. Los mercados asiáticos reaccionaron con cautela, mientras que las bolsas europeas abrieron con incertidumbre. El diálogo diplomático de alto nivel sigue estancado.