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Nicaragua: El País Más Peligroso para la Prensa en Centroamérica por la Dictadura de Ortega

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Nicaragua: El País Más Peligroso para la Prensa en Centroamérica por la Dictadura de Ortega

Más de 300 comunicadores en el exilio y un «desierto informativo» cubren el 65% del territorio nicaragüense, donde el régimen criminaliza el periodismo independiente.

El ejercicio del periodismo en Nicaragua ha sido sistemáticamente desmantelado por el régimen de Daniel Ortega, convirtiendo a la nación centroamericana en el país «más crítico» y peligroso para la prensa, según la Red Centroamericana de Periodistas. La represión ha forzado el exilio de 304 periodistas desde 2018, un tercio del total documentado en toda América Latina.

La directora de la Red Centroamericana de Periodistas, Angélica Cárcamo, advirtió sobre el «acelerado deterioro del estado de derecho» en la región, siendo Nicaragua el caso más extremo. Los comunicadores que permanecen en el país son víctimas de criminalización, vigilancia y presión para convertirse en informantes del régimen.

El «Desierto Informativo» Abarca el 65% del País

El informe Voces Desplazadas: Radiografía del exilio periodístico latinoamericano 2018-2024 confirma el éxodo masivo, mientras que la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) detalla la grave situación interna.

Según la FLED, el «desierto informativo» ya se extiende a 11 de los 17 departamentos de Nicaragua, representando el 65% del territorio sin cobertura periodística independiente. «El desmantelamiento sistemático combina múltiples estrategias represivas: asedio, intimidación, confiscaciones, encarcelamientos y exilio forzado», señala el informe.

Desapariciones Forzadas y Espionaje Digital

La persecución ha escalado a la desaparición forzada de tres periodistas: Fabiola Tercero, Elsberth D’Anda y Leo Catalino Cárcamo. El caso de Tercero lleva más de 14 meses en silencio absoluto por parte de las autoridades.

Además, la dictadura ha implementado un aparato de espionaje digital y redes de troles que monitorean a los comunicadores. Testimonios recogidos por FLED describen detenciones arbitrarias e interrogatorios, donde se presiona a los periodistas a espiar a sus propios colegas, incluso a los exiliados, bajo amenaza de despojo de bienes o encarcelamiento. Un periodista relató haber sido amenazado y coaccionado para convertirse en informante a cambio de permanecer en el país.

El costo humano se refleja en historias como la de «Rubén», un periodista que vive en la clandestinidad, sin firmar sus notas y pensando constantemente en el inminente exilio.

En este contexto, las palabras del papa León XIV, recordando que «el ejercicio de la profesión periodística nunca puede considerarse un crimen, sino que es un derecho que se debe proteger», resuenan ante un régimen que ha convertido el periodismo independiente en un delito.

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