El panorama económico de México se mantiene bajo una presión considerable, según confirman los datos más recientes. La economía mexicana registró una contracción del 0.3% en el Producto Interno Bruto (PIB) durante el tercer trimestre de 2025, un indicador que confirma la desaceleración provocada principalmente por una marcada debilidad en el sector industrial. En paralelo, la inflación volvió a repuntar en la primera quincena de noviembre, alcanzando el 3.61% a tasa anual. Este aumento fue impulsado en gran medida por la subida de precios en la electricidad y el transporte colectivo, presionando al indicador nuevamente al alza, aunque dentro del rango objetivo.
La Presión de los Servicios y la Decisión del Banco Central
Aunque la inflación general se ubicó en 3.61%, el componente subyacente (que excluye los precios más volátiles) se mantuvo en un nivel más elevado, cerca del 4.32%, hilando seis meses por encima del 4%. Dentro del subyacente, la mayor presión provino del sector servicios. Este contexto dual (desaceleración del PIB y persistente inflación en servicios) ha llevado a los analistas a aumentar las expectativas sobre la próxima decisión del Banco de México (Banxico). Se espera que, en la última reunión de política monetaria del año, el banco central opte por una disminución de 25 puntos base en su tasa de interés, para llevarla a un nivel de 7.0%, buscando estimular la actividad económica sin desatar una espiral inflacionaria descontrolada.
México enfrenta el desafío de reactivar su crecimiento económico en medio de presiones inflacionarias focalizadas en los servicios. La contracción del PIB exige medidas de estímulo, y la probable baja de la tasa de interés de Banxico sería un paso en esa dirección. El gobierno, por su parte, alista un plan emergente de inversiones para atajar la caída y fortalecer la inversión en infraestructura. La estabilidad del peso mexicano, sin embargo, se mantiene como un punto de fortaleza en este escenario.