El ingeniero civil Jorge Lomelí advirtió que la avenida 5 de Febrero continuará presentando inundaciones si no se realizan ajustes estructurales en su sistema hidráulico. Explicó que la obra carece de desfogues laterales, pendientes adecuadas y bocas de tormenta suficientes para desalojar el agua, incluso en lluvias locales de baja intensidad.
Señaló que la vialidad fue dividida por un dique que separa la zona oriente y poniente, afectando el flujo natural del canal que proviene de Menchaca, Peñuelas y Bernardo Quintana. Aunque el cárcamo fue reparado, afirmó que existen múltiples puntos críticos donde el agua se acumula debido a la falta de drenaje longitudinal y transversal.
Lomelí indicó que es necesario elaborar un dictamen integral para determinar dónde complementar salidas de agua, modificar pendientes y construir nuevas bocas de tormenta. Consideró que la obra presentó deficiencias de planeación en su origen y que estos problemas quedaron expuestos con las recientes lluvias.
Añadió que corregir la infraestructura es técnicamente posible pero costoso, ya que implicaría realizar interconexiones con colectores, atravesar cuerpos de la vialidad y ejecutar trabajos en una avenida con alto flujo vehicular. Esto representaría afectaciones sociales y económicas, así como nuevos cierres viales.
El ingeniero estimó que es poco probable que el Gobierno del Estado incluya estas correcciones en el presupuesto, debido al impacto político y operativo que implicaría intervenir nuevamente la obra. Consideró que los trabajos podrían quedar pendientes para la siguiente administración, pese a que restan dos temporadas de lluvias durante el actual periodo.
Lomelí también señaló la necesidad de sancionar a la empresa constructora en caso de que persistan observaciones técnicas no solventadas. Recordó que la obra acumulaba entre 70 y 80 observaciones durante la gestión del anterior secretario.
Además, advirtió que el problema hidráulico de la ciudad va más allá de 5 de Febrero. Explicó que la desaparición y falta de mantenimiento de bordos como Tángano I, Tángano II y La Machorra redujo la capacidad de contención pluvial. Recordó que un decreto federal de 1991 impidió la creación y el desazolve de cuerpos de agua, lo que afectó la regulación natural de escurrimientos.
Lomelí consideró prioritario rescatar y desazolvar presas y bordos, así como generar nuevas obras de retención de agua. Señaló que aún hay tiempo para avanzar en estos trabajos durante el tiempo restante de la administración estatal y para incorporarlos en la planeación de la siguiente.
