El Gran Museo Egipcio (GME) fue inaugurado el sábado en El Cairo, poniendo fin a un esfuerzo de construcción que se prolongó por dos décadas. La espectacular ceremonia, a la que asistieron presidentes, primeros ministros y miembros de la realeza, marca un «nuevo capítulo» para Egipto.
El GME, construido cerca de las Pirámides, está destinado a albergar una de las colecciones de antigüedades más ricas del mundo.
Un Proyecto de Dos Décadas
El proyecto de construcción enfrentó numerosos obstáculos que prolongaron su finalización, incluyendo:
- Los levantamientos de la Primavera Árabe.
- La pandemia de COVID-19.
- Las guerras en países vecinos.
El primer ministro Mostafa Madbouly calificó el museo como un «regalo de Egipto al mundo entero de un país cuya historia se remonta a más de 7,000 años».
Colección y Diseño Arquitectónico
La principal atracción promocionada es la amplia colección de tesoros de la tumba de Tutankamón, descubierta en 1922, que incluye:
- La máscara funeraria de oro.
- El trono y el sarcófago del niño-rey.
- Miles de otros objetos.
En el gran vestíbulo de entrada se exhibe una colosal estatua de Ramsés II. El diseño del complejo, a cargo de la empresa irlandesa Heneghan Peng Architects, evoca las Pirámides y contrasta con el antiguo Museo Egipcio, inaugurado en el centro de El Cairo hace más de un siglo.
Soberanía Cultural y Metas Nacionales
El nuevo museo busca revertir la percepción de que Egipto ha sido negligente en el cuidado de sus tesoros, una percepción alimentada por incidentes como el saqueo de vitrinas en 2011 o la reparación torpe de la barba de la máscara de Tutankamón en 2014.
Las autoridades esperan que el GME:
- Refuerce sus reclamaciones de devolución de objetos egipcios conservados en museos extranjeros.
- Sirva como una herramienta de soberanía cultural y poder blando. El semanario estatal Al-Ahram citó: «El GME no es una réplica del Louvre o del Museo Británico. Es la respuesta de Egipto a ambos. Aquellos museos nacieron del imperio; éste nace de la autenticidad».
- Acelere la reactivación del turismo, una fuente vital de divisas para la economía del país.
El proyecto, con un costo superior a los 1,000 millones de dólares, se financió en gran parte con préstamos japoneses para el desarrollo y ocupa unas 120 hectáreas.