La regidora de Querétaro por Movimiento Ciudadano, Paulina Aguado, ofreció un análisis sobre el fallido encuentro entre la presidenta municipal de Cadereyta, Astrid Ortega, y el gobernador del estado. Aunque señaló que no es un asunto directo de su función en el municipio de Querétaro, consideró que el episodio tiene relevancia para la vida política de la entidad, dado que Cadereyta es un municipio con rezagos y su autoridad local fue electa por voto popular.
Aguado recordó que los funcionarios municipales, independientemente de su filiación, deben recibir un trato institucional acorde con su cargo. Subrayó que, según el testimonio difundido por la alcaldesa, ésta abandonó la reunión tras sentirse hostigada, y señaló que, de confirmarse, es importante visibilizar ese tipo de situaciones para evitar su normalización. Indicó que no recuerda episodios recientes en Querétaro en los que un funcionario haya salido de una reunión por condiciones adversas.
La regidora reconoció haber sido testigo, en su trayectoria, de prácticas que podrían clasificarse como violencia institucional, especialmente en contextos de campaña. Afirmó que ciertas dinámicas pueden repetirse si no se revisan críticamente.
Sobre la falta de diálogo entre la alcaldesa y el gobierno estatal durante más de un año, Aguado consideró que la ausencia de comunicación afecta directamente a la ciudadanía. Explicó que los acuerdos requieren disposición, negociación y respeto entre las partes. Finalmente, señaló que en contextos políticos y electorales los desacuerdos pueden escalar, por lo que llamó a priorizar la cortesía política y la responsabilidad institucional.